No hay palabras para decir adios, pero en la vida he aprendido que aunque vivamos en un mundo material, nuestra esencia es espiritu y no tiene principio ni fin, nunca muere... De la misma forma que los mensajes, los suenos y el amor que mandamos al universo quedando escritos en la eternidad, y nadie, nunca, los podra borrar...
Gracias por compartir y formar parte de mi vida... Eres parte fundamental de mi historia: ayer, ahora y siempre cambiaste mi vida... Gracias a ti que estas leyendo esto, por ser parte de este sueno, gracias por cada sonrisa, por cada lagrima, por cada sueno sembrado, por cada tropiezo, por cada sueno roto, por cada vez que me tomaste de la mano y pude sallir adelante, gracias por tu amor, gracias por tu apoyo, gracias por ensenarme que es la magia, y gracias por demostrarme que los suenos se hacen realidad.
Toda esta historia me la llevo tatuada en mi alma.
Gracias Dios por ponerme donde debo estar en el momento indiciado. Sigo tu mano.